Abogadas de la oficina de Ashurst Madrid
AMELIA FONTÁN
Amelia Fontán trabaja en Ashurst desde hace más de 15 años. Es parte del departamento de Legal Expertise. Con anterioridad, ejerció en primera línea como abogada de operaciones en dos de los despachos más conocidos en el ámbito de los negocios. Desde 2014 es docente de la asignatura de Técnicas de Redacción en varios programas de posgrado de CUNEF Universidad.
LAURA SÁNCHEZ
Desde hace casi cinco años, Laura Sánchez es asociada del departamento de Real Estate de Ashurst. Graduada en Derecho y Administración de Empresas, se especializó en Derecho de Empresa por la Universidad de Deusto.
Ambas han participado en uno de los proyectos de la Fundación con mayor alcance hasta el momento. Por medio de su asesoramiento a la Fundación Anastasio de Gracia – AGFITEL, lograron contribuir a que se salvaguardaran los derechos e intereses de 13 familias durante un procedimiento de realojo. A lo largo de esta entrevista conoceremos más detalles sobre este proyecto y lo que significó para ellas, como abogadas plenamente convenidas del potencial transformador del trabajo pro bono, tanto para la sociedad como para los que lo realizan.
Nos gustaría empezar por vuestros inicios, ¿por qué escogisteis dedicaros a la abogacía?
Laura Sánchez: En mi caso, la profesión me escogió a mí. En un inicio pensaba que me dedicaría al mundo de la empresa y consideré el Derecho como formación complementaria, por eso escogí estudiar ambas carreras: Administración y Dirección de Empresas y Derecho. Sin embargo, desde el principio me sentí mucho más atraída por las asignaturas de Derecho, por lo que, a pesar de no contar con ningún referente en mi familia o entorno cercano, terminé decantándome por la profesión de abogada. Estoy muy contenta de haber cambiado mi idea original porque, aunque la vida del abogado puede parecer gris y aburrida, en realidad, es una profesión muy dinámica que te permite tratar con todas las cuestiones importantes de la sociedad.
Amelia Fontán: Yo tampoco tuve vocación de jurista desde el principio. En mi caso, decidí estudiar Derecho por el espíritu de contradicción propio de la adolescencia. Tanto mi madre como mi padre son médicos así que, aunque nunca me insistieron para que estudiara Medicina, yo sentía que era mi destino natural y decidí hacer algo totalmente distinto. Escogí Derecho para seguir los pasos de mi abuela, una de las primeras mujeres en licenciarse en Derecho por la Universidad Complutense de Madrid. Haciendo balance, y a pesar de haber tenido instantes de duda, creo que fue una decisión acertada. Es una carrera flexible que te permite reinventarte hasta encontrar aquello que te hace feliz y en lo que crees que puedes aportar más valor.
Vuestras carreras están vinculadas a grandes despachos, ¿cómo creéis que ha influido este hecho en vuestro desarrollo profesional?
AF: De manera muy positiva. Iniciar tu carrera profesional en un despacho de este perfil es como tener la posibilidad de hacer el mejor máster del mercado. Un máster en el que además cobras en lugar de pagar. En los grandes despachos se suele tener acceso a planes de formación estupendos, a los mejores medios tecnológicos y a recursos jurídicos muy sofisticados. Además, en términos de desarrollo de carrera, te abre muchísimas puertas, incluso si decides alejarte de la primera línea de las operaciones, como fue mi caso. Mi recorrido en grandes despachos me ha permitido encontrar el lugar donde soy feliz. Por otro lado, la dinámica de trabajo en las grandes firmas ha evolucionado sustancialmente en los últimos años. Actualmente hay mucha más concienciación sobre la necesidad de encontrar un balance entre la vida profesional y la vida personal y sobre la responsabilidad social corporativa de la organización. Existe una nueva tendencia de la que nos estamos beneficiando todos los abogados.
«Actualmente hay mucha más concienciación sobre la necesidad de encontrar un balance entre la vida profesional y la vida personal y sobre la responsabilidad social corporativa de la organización. Existe una nueva tendencia de la que nos estamos beneficiando todos los abogados.»
La Fundación entiende el trabajo pro bono como inherente a la profesión de abogado; se trata de la responsabilidad social de la abogacía y su práctica responde al compromiso y deber de los profesionales del Derecho con la sociedad. ¿Creéis que esta visión es compartida por vuestros compañeros de profesión? ¿En qué punto se encuentra la práctica pro bono en el mundo jurídico de nuestro país?
LS: Desde luego, en España el trabajo pro bono cada vez tiene mayor importancia en el sector de la abogacía. La creación de categorías específicas relacionadas con el trabajo pro bono en los premios de referencia del mundo legal, como pueden ser los Premios Expansión Jurídico, es una clara muestra de ello. Es verdad que es en los despachos grandes y medianos donde más presencia tiene la práctica pro bono, porque son los que disponen de más recursos para implementarla, pero estamos en el buen camino para la interiorización por parte de todos.
En tu caso, Amelia, tu carrera está muy ligada a la formación: no solo eres parte del Departamento de Legal Expertise de tu despacho, sino que impartes clase a alumnos de posgrado. ¿Dirías que la práctica pro bono contribuye a una mejor preparación de los abogados? ¿En qué medida? ¿Crees que tiene suficiente presencia en los programas formativos de los futuros profesionales del Derecho?
AF: Sin duda, la práctica pro bono es un increíble acelerador del proceso de maduración. De hecho, se suele esperar que el abogado joven que hace pro bono asuma la iniciativa desde el primer momento; se le involucra en la toma de decisiones, en todas las negociaciones y en la redacción de documentos. Sin embargo, no solo es formativo para los abogados jóvenes, sino para todos. En primer lugar, porque normalmente los casos pro bono suelen tener un ángulo distanciado del que tenemos en nuestro día a día profesional, lo que te obliga a estudiar y a reciclarte. Pero, sobre todo porque, en nuestro caso, que somos principalmente abogados de empresa, nos permite conectar con las necesidades más esenciales de otras personas y darnos cuenta de lo que realmente es importante. Respecto al papel que tiene el trabajo pro bono actualmente en las facultades del Derecho, soy bastante optimista. Aparte del incremento en el número de clínicas jurídicas en España, en mi experiencia las nuevas generaciones son mucho más comprometidas y solidarias. Hace cinco años, cuando hacíamos las entrevistas a los abogados recién licenciados para incorporarse al despacho, no solían preguntar por la política pro bono y, en cambio, ahora es una pregunta muy habitual. Poder participar en este tipo de proyectos está entre sus prioridades.
«Hace cinco años, cuando hacíamos las entrevistas a los abogados recién licenciados para incorporarse al despacho, no solían preguntar por la política pro bono y, en cambio, ahora es una pregunta muy habitual. Poder participar en este tipo de proyectos está entre sus prioridades.»
Hablemos de “Peironcely10”, un proyecto con gran impacto y repercusión. ¿Cómo ha sido la experiencia? ¿Qué os ha aportado, tanto a nivel profesional como personal? ¿Creéis en el trabajo pro bono como una herramienta con verdadero potencial y capacidad de transformación social?
LS: Fue un proyecto que asumimos con muchas ganas porque lo vimos como un reto: era una cuestión muy interesante y muy poco regulada, sobre la que teníamos mucho que investigar y aprender. Se trataba de ayudar a la Fundación Anastasio de Gracia-AGFITEL a velar por los intereses de las familias que vivían en el edificio de la calle Peironcely 10, del madrileño barrio de Vallecas, durante todo el procedimiento administrativo de realojo como consecuencia de la declaración de dicho edificio como Bien de Interés Patrimonial. En un inicio no fuimos conscientes del gran impacto que iba a tener nuestra implicación para tantas familias, pues para nosotras nuestro trabajo no era más que un granito de arena dentro de la gran labor que estaba haciendo la organización liderando esta iniciativa. Estamos muy contentas de haber participado en un proyecto tan gratificante y distinto de lo que estamos acostumbradas a hacer.
«La sensibilización es clave para implementar un programa pro bono sólido en un despacho. Es importante que los abogados conozcan la posibilidad de realizar trabajo pro bono ya que son muchos los que tienen esa inquietud y ganas de ayudar a los demás.»
Además de la canalización, otro de los ejes de actividad de la Fundación es la sensibilización, es decir, la difusión de la cultura pro bono, no solo entre las organizaciones del tercer sector social sino entre los despachos, abogados particulares y empresas. Queremos llegar a todos los rincones del país. Ese es uno de los objetivos de nuestra newsletter y nuestra última campaña: Colabora. ¿Cómo valoráis la realización de sesiones de sensibilización en despachos? ¿Veis importante que la firma apueste por este tipo de iniciativas? ¿Cómo son recibidas por los abogados que asisten y participan en dichas sesiones e iniciativas?
AF: La sensibilización es clave para implementar un programa pro bono sólido en un despacho. Sin la sensibilización del equipo, es imposible que salga adelante. Cada vez más, el trabajo pro bono es parte de la estrategia de las firmas, pero aún queda camino por recorrer. Es importante que los abogados conozcan la posibilidad de realizar trabajo pro bono ya que son muchos los que tienen esa inquietud y ganas de ayudar a los demás. Por ejemplo, a través de la Fundación Pro Bono España que ha sido la primera organización en nuestro país que ha funcionado como clearinghouse. Es imprescindible que los abogados sepan que participar en un proyecto que tiene el sello de la Fundación supone ser parte proyecto increíble y con plenas garantías de que la ayuda llega a quien la necesita de verdad. Es imprescindible seguir con todas estas campañas de concienciación para educar en la cultura pro bono y dar a conocer esta gran oportunidad.
El trabajo pro bono tal y como lo conocemos es de origen anglosajón, y es en países como Estados Unidos o Reino Unido donde tiene un mayor arraigo y desarrollo. Vosotras formáis parte de una firma internacional de origen británico. ¿Creéis que hay diferencias en la práctica pro bono dentro y fuera de nuestro país? ¿Existen procedimientos o best practices que creáis podemos importar a través de la Fundación?
LS: Es cierto que en el mundo anglosajón los abogados tienen mucho más asumido que el trabajo pro bono forma parte del ejercicio de la abogacía y que este es una parte imprescindible para su desarrollo profesional. Incluso, a nivel institucional, la práctica pro bono goza de un reconocimiento mucho mayor y es considerada como parte indispensable dentro de la profesión legal. Así ocurre, por ejemplo, en Estados Unidos. En nuestra firma, de origen británico, todas las directrices sobre la implementación de la práctica pro bono provienen de Londres. En este sentido, hemos aprendido que para ganar eficiencia es importante centralizar la coordinación del trabajo pro bono del despacho, para que distribuya los proyectos entre los distintos equipos y, en nuestro caso, actúe de interlocutor con el equipo de la Fundación. Por otro lado, también es práctica del despacho que la realización de trabajo pro bono no solo forme parte de la carrera profesional y sea reconocida como tal, sino que exista una “obligación” de dedicar horas a proyectos pro bono conforme a los mismos estándares de calidad que para proyectos remunerados.
«Aunque parece que nunca tienes tiempo de asumir nada más, siempre hay tiempo para el trabajo pro bono. Es la tarea más gratificante que puedes realizar como abogado, pues no solo te permite desconectar de otros asuntos más banales que suelen ocupar tu jornada, sino que sabes que tu trabajo está dirigido a quien más lo necesita.»
Nos gustaría cerrar con un mensaje en positivo sobre el trabajo pro bono. ¿Qué diríais a vuestros colegas para que se animen a participar en los proyectos y actividades de la Fundación?
LS: Aunque parece que nunca tienes tiempo de asumir nada más, siempre hay tiempo para el trabajo pro bono. Es la tarea más gratificante que puedes realizar como abogado, pues no solo te permite desconectar de otros asuntos más banales que suelen ocupar tu jornada, sino que sabes que tu trabajo está dirigido a quien más lo necesita.
AF: Participando en los proyectos pro bono no solo ayudas a los demás. Te ayudas también a ti mismo: avanzas en tu formación, desarrollas tu empatía y, sobre todo, reubicas tus prioridades. Poder llevar a cabo asuntos pro bono contando con la intermediación de la Fundación Pro Bono España es un lujo que nadie se debería perder. Es un catalizador increíble de oportunidades para crecer personal y profesionalmente.