Hablamos con Giovanni Carotenuto

Caffè sospeso: la importancia del trabajo pro bono en un contexto de crisis

Cofundador y presidente de Pro Bono Italia.

Giovanni Carotenuto es cofundador y presidente de Pro Bono Italia, una asociación de abogados constituida en mayo de 2017 con el fin de impulsar el desarrollo de la práctica pro bono en Italia y fomentar el diálogo activo en materia de derecho de interés público internacional. Pro Bono Italia está conformada por 30 miembros (entre otros, despachos de abogados y abogados a título individual) y 700 personas, todos ellos bajo el liderazgo de Giovanni, que cuenta con una experiencia de más de dos décadas de ejercicio como abogado.

¿Qué hizo que te volvieras un “pro bono lover”? ¿Por qué Pro Bono Italia?

Mi primer encuentro con la práctica pro bono fue en 2003, cuando trabajaba en la oficina de Simpson Thacher & Bartlett en Nueva York. La experiencia me encantó, de modo que al volver a Italia seguí implicándome en el ejercicio de esta práctica altruista, primero en la firma italiana Ughi e Nunziante Studio Legale y después en la oficina de Orrick Herrington & Sutcliffe en Roma, como Pro Bono Manager. Recuerdo alguna de mis experiencias en asuntos pro bono internacionales como la elaboración del texto constitucional de Libia o el impulso legislativo para la mejora de las condiciones y los derechos de las mujeres en Myanmar; llevados a cabo de la mano de organizaciones como TrustLaw (Thomson Reuters Foundation) y PILnet.

¿Por qué mi pasión por esta práctica? A mi juicio, el trabajo pro bono refleja la materialización de la función social de la abogacía. No entiende de fronteras. Como abogado, el hecho de poner mi tiempo y experiencia al servicio del bien común constituye una responsabilidad ética, además de ser una actividad enriquecedora y motivadora que me ayuda a mejorar mi capacidad de conocimiento transversal.

En relación con Pro Bono Italia, su origen se remonta a abril de 2014, cuando se celebró la primera Italian Pro Bono Roundtable, impulsada por PILnet. Fue entonces cuando se empezó a trabajar en la creación de una red de profesionales del Derecho que promoviera el diálogo entre diferentes actores jurídicos, académicos y del sector social a través de una serie de mesas redondas en las que reflexionar y debatir sobre los servicios pro bono en Italia.

Tristemente, Italia ha sido el centro de atención de todo el mundo con ocasión de la COVID-19. ¿Cuál es el papel de la práctica pro bono en este contexto? En alguna ocasión te hemos escuchado hacer referencia a la expresión “caffè sospeso” al hablar del trabajo pro bono ¿Qué significa?

Esta situación tan dramática nos ha hecho volver a constatar que el trabajo pro bono puede ser de valor incalculable para las entidades sin ánimo de lucro, que pueden apoyarse en él para resolver sus necesidades legales y así centrarse en su fin social. Este es el motivo por el que hemos lanzado el Legal Pro Bono Solidarity Resource Center, una base de datos que recopila memorandos jurídicos y herramientas para proporcionar asesoramiento gratuito a las organizaciones sociales, con el fin de entender y resolver las dudas jurídicas que les surgen en relación con la nueva normativa que se ha promulgado como consecuencia de la crisis.

En ocasiones, el volumen de trabajo dificulta la participación en asuntos pro bono. Sin embargo, ante una situación como la que atravesamos, el sector legal también quiere colaborar. En este sentido, es importante contar con la intervención de abogados a título individual que, con sus conocimientos específicos en determinadas áreas del Derecho y su localización en zonas geográficas concretas, aportan gran valor añadido a la abogacía pro bono.

Más allá de la pandemia, para mí el trabajo pro bono es una forma de “retribución” para los abogados, por todo lo que aporta a la sociedad y al bien público. De ahí que en alguna ocasión haya hecho el símil con el “caffè sospeso”, tradición napolitana durante la II Guerra Mundial a través de la cual muchas personas compraban dos cafés, uno para ellos y otro para cualquiera que no se lo pudiera permitir.

«El trabajo pro bono es una forma de “retribución” para los abogados, por todo lo que aporta a la sociedad y al bien público.»

En el contexto que nos acontece, ¿qué tipos de necesidades legales dirías que son las más frecuentes?

Hasta ahora, la red de abogados que conforma Pro Bono Italia ha contestado más de 250 consultas legales relacionadas con materias como derecho laboral, derecho mercantil o protección de datos de carácter personal, entre otras. Destacamos la intervención en asuntos de mayor impacto como un litigio llevado ante la Tribunal Europeo de Derechos Humanos o la participación en la elaboración de la Ley de Libertad de Información italiana.

Actualmente, vemos cómo las áreas del Derecho que presentan mayores solicitudes del tercer sector son civil, contractual, laboral, protección de datos de carácter personal, financiero, familia y extranjería.

Pro Bono Italia apoyó la reciente petición del Coordinamento Nazionale delle Cliniche Legali Italiene (asociación nacional italiana de clínicas legales) en la que instaba al Gobierno a intervenir para garantizar el derecho fundamental a la salud en las cárceles italianas, ya que parecía estar siendo vulnerado en el marco de la pandemia. ¿Cómo puede el trabajo pro bono contribuir a reforzar el sistema normativo de un país?

El trabajo con el mundo académico es fundamental. Para Pro Bono Italia, las clínicas jurídicas son un actor clave en la institucionalización e impulso de la práctica pro bono. Por este motivo, estamos diseñando un programa de trabajo conjunto con algunas universidades como Roma Tre o Perugia, con las que seguir dando impulso a iniciativas como la del Coordinamento Nazionale delle Cliniche Legali Italiene.

El trabajo en red es necesario para potenciar el valor de la abogacía pro bono y, de esta forma, multiplicar el impacto y alcance de estas iniciativas de manera que tengan incidencia en el sistema jurídico nacional.

¿Constituye la práctica pro bono una oportunidad para materializar la responsabilidad social de la abogacía? ¿Cómo de relevante es construir un marco legal en el que el pro bono sea un complemento para el sistema de asistencia jurídica gratuita y así promover el acceso a la Justicia para toda la ciudadanía?

En Italia, al igual que en España, el Gobierno brinda asistencia jurídica gratuita a los ciudadanos que lo necesiten. Esto podría ser un argumento para afirmar que el trabajo pro bono no es necesario. Sin embargo, ambas opciones son totalmente complementarias y compatibles ya que el marco de actuación del sistema de asistencia jurídica gratuita italiano no es suficiente para garantizar el acceso a la Justicia, dado los bajos umbrales económicos que se requieren para acceder al mismo. Por este motivo, los servicios pro bono tienen un carácter complementario a la labor ya realizada por el Estado, que contribuye a que la Justicia pueda llegar a todos los ciudadanos.

«El trabajo en red es necesario para potenciar el valor de la abogacía pro bono y, de esta forma, multiplicar el impacto y alcance de estas iniciativas de manera que tengan incidencia en el sistema jurídico nacional.»

¿Crees que el trabajo pro bono tiene una función preventiva?

Absolutamente, ya que hay muchas cuestiones de cumplimiento normativo que las organizaciones sociales desconocen. Por eso, en ocasiones, el asesoramiento brindado por los profesionales del Derecho está enfocado a identificar esas obligaciones con carácter previo para impedir el incumplimiento de las mismas. De ahí que la práctica pro bono tenga esa función preventiva. Un ejemplo de ello es la iniciativa del Legal Pro Bono Solidarity Center, a través de la cual se orienta a las entidades sin ánimo de lucro sobre aquella normativa que les resulta aplicable para fomentar su cumplimiento.

Eres un convencido de la necesidad de promover la innovación en la práctica pro bono para evitar duplicar esfuerzos y lograr resultados contrastables. Una de las novedades por las que estáis apostando en Italia es el debate con el mundo académico e institucional para promover proyectos de mayor impacto. Áreas como el derecho de extranjería todavía requieren que dobleguemos esfuerzos en atraer a expertos en la materia. ¿Cómo podemos innovar en la práctica pro bono?

Todos coincidimos en que la innovación es sinónimo de mejora. Cuando promovemos un cambio, nos reinventamos a nivel organizacional y, en última instancia, generamos impacto entre nuestros beneficiarios. Por eso hay que seguir promoviendo la innovación en la práctica pro bono.

A tal fin, Pro Bono Italia está desarrollando una app para el monitoreo de las solicitudes que recibimos de las clearinghouses italianas. Esta oportunidad surgió gracias a René Kathawala, Coordinador Global Pro Bono en Orrick Herrington & Sutcliffe. La idea es que esta herramienta sea utilizada para hacer un seguimiento más exhaustivo y eficaz de las solicitudes distribuidas entre los abogados de la red, facilitando el proceso de recopilación y análisis de datos para poder evaluar el impacto de nuestro trabajo (que actualmente recogemos en el informe anual que presentamos en el Pro Bono Day en Italia).

La tecnología también es necesaria para acercarnos a las nuevas generaciones de abogados y fortalecer la relación y el diálogo con otras iniciativas internacionales. De hecho, el intercambio de experiencias con diferentes actores es el motor de la innovación y un pilar para Pro Bono Italia, por cuanto mejora la comprensión de las necesidades legales y de la problemática de la sociedad (que es, al final, a lo que nos debemos).

«A futuro, espero que la relación entre Fundación Pro Bono España y Pro Bono Italia se fortalezca, dadas las similitudes que existen entre ambas organizaciones y los ordenamientos jurídicos de nuestros países.»

Fundación Pro Bono España… ¿Qué más? ¿Alguna recomendación o deseo para nuestra organización?

Para mí es un privilegio contar con una larga y valiosa relación profesional con Leire, la cofundadora y directora ejecutiva de la Fundación. Desde que coincidimos en Nueva York, hemos estado compartiendo experiencias en torno al trabajo pro bono y brindándonos apoyo recíproco a nuestras respectivas organizaciones. Además, el año pasado tuve la ocasión de asistir a su evento de lanzamiento, donde pude ver, de primera mano, el desarrollo que ha experimentado la Fundación.

A futuro, espero que la relación entre Fundación Pro Bono España y Pro Bono Italia se fortalezca, dadas las similitudes que existen entre ambas organizaciones y los ordenamientos jurídicos de nuestros países. Un vínculo más estrecho entre ambas organizaciones, de la mano de otros miembros de la European Pro Bono Alliance, también contribuiría a impulsar el trabajo pro bono en Europa. ¡Tenemos por delante un objetivo común que materializar con la fuerza de una motivación propulsora del cambio legal y social!