
Isabel Jiménez es abogada y licenciada en Relaciones Internacionales por LSE. Tras un primer periodo en el sector abogacía y la obtención de un máster en Global Affairs en la Fletcher School of Law and Diplomacy, ha trabajado en entidades del tercer sector (World Vision y ACN International).
Actualmente ejerce como Directora de Responsabilidad Social Corporativa en Pérez-Llorca.
El compromiso social de la abogacía
Queridos amigos:
El pasado mes de octubre asistí en Dublín por primera vez al Global Forum de Pilnet, evento internacional en el que se dan cita abogados, clearinghouses y empresas de todo el mundo para tratar el tema central del pro bono (concebido como asesoramiento jurídico gratuito a entidades sin ánimo de lucro).
Me impactó de inicio esa sensación de familiaridad entre los asistentes de tan diversos perfiles y orígenes: se abrazaban por volverse a ver después de unos años en los que la pandemia les había impedido hacerlo, pero con un cariño y una complicidad que llamaban la atención. Y no tardé en darme cuenta del motivo de ese especial trato: el interés y la sensibilidad que les unía a todos ellos en su empeño por hacer del mundo, desde su profesión, un lugar un poco mejor.
La gran afluencia de asistentes, el nivel de los intervinientes de diversas jurisdicciones (predominaban los anglosajones, que tienen especialmente incorporada la cultura del pro bono), y los temas que se trataron dejaron de manifiesto que junto a la creciente demanda de acciones pro bono aumenta también el interés de profesionales y empresas por dar respuesta a los problemas sociales actuales desde perspectivas nuevas e innovadoras, en un ejercicio de responsabilidad para garantizar el acceso a la justicia de todas las personas. Hay una sabiduría especial en esta concepción: ayudando a los que más lo necesitan a través de nuestra actividad profesional nos beneficiamos todos.
De esta manera es hoy ya indiscutible la sensibilidad que, lejos de los estereotipos, tiene el sector de la abogacía en los problemas que afectan a la sociedad.
Asimismo, quedó patente la grandísima cantidad de iniciativas y el gran potencial de creatividad que existe y puede haber en todas ellas. La realidad nos conmina a seguir actuando y a seguir innovando.
Los días 22 y 23 de noviembre se ha replicado a nivel nacional esta cita en la IV Jornada Anual sobre Pro Bono en Madrid, como se hace también en tantos países de Europa en estas fechas. En este caso nos ha correspondido a los abogados con responsabilidades en pro bono en España seguir plantando esa semilla que ya está germinada en otras latitudes, que tanto cuesta y que, sin embargo, tanto engancha cuando se prueba: la enorme satisfacción de dar – por algo dice la famosa frase que hay más felicidad en dar que en recibir.
Es especialmente satisfactorio ver que los esfuerzos que se vienen haciendo en los últimos años en esta dirección empiezan a dar sus frutos: la actividad de la Fundación Pro Bono España crece, de forma paralela al número de entidades a las que se asesora con carácter pro bono y al número de despachos y empresas que promueven que sus abogados lleven a cabo esta actividad, profesionalizando departamentos expresamente dedicados a este cometido como en el caso de Pérez-Llorca. El interés social va también en aumento y las nuevas incorporaciones ya demandan este tipo de prácticas a la hora de unirse a las firmas, como lo hacen también los clientes a la hora de contratar a un despacho u otro.
Todavía nos queda mucho camino por recorrer, pero nuestros mejores aliados son el trabajo y la pasión en lo que hacemos.
Un abrazo
Isabel